Una ciudad sin memoria no tiene futuro 

En el marco de las exposiciones que se realizaron en  la Audiencia Pública por el proyecto de reforma del Código Urbanístico en la Legislatura porteña , el arquitecto y urbanista Fabio Oliva, vecino del Parque Avellaneda , cuarta generación,  integrante de Cuenca en red, de la Mesa de Trabajo y Consenso de Parque Avellaneda, de la Mesa de Salud, Educación y Ambiente de Villa Cildáñez y del Grupo de trabajo del Ex Mercado de Hacienda, realizó su exposición analizando y  enumerando elementos centrales que no fueron tenidos en cuenta en este proyecto y que según expresa, solo  buscan acelerar procesos de gentrificación borrando la memoria y la identidad de los barrios de la  Comuna 9, a continuación transcribimos lo expuesto:  “ Mi nombre es Fabio Oliva soy arquitecto y urbanista, 4ta generación de vecinos del barrio Parque Avellaneda, integrante de Cuenca en red, de la Mesa de Trabajo y Consenso de Parque Avellaneda, de la Mesa de Salud, Educación y Ambiente de Villa Cildáñez y del Grupo de trabajo del Ex Mercado de Hacienda.  Como parte de este entramado que da cuenta de la recuperación del tejido social en nuestra Comuna 9 venimos a sumarnos a las voces que vienen demostrando que esta Modificación del Código fue planificada a espaldas de la ciudadanía en una asociación espuria entre funcionarios, legisladores y desarrolladores inmobiliarios. 
Más allá del carácter no vinculante de esta Audiencia y apostando siempre a la democracia participativa que consagra la Constitución de la Ciudad voy a enumerar elementos centrales que no fueron tenidos en cuenta y buscan acelerar procesos de gentrificación borrando la memoria y la identidad de los barrios. 
Lo primero es que una ciudad sin memoria no tiene futuro. Buenos Aires se fundó sobre un territorio conquistado por el genocidio de pueblos originarios. La ciudad se expandió eliminando la biodiversidad de 3 ecoregiones, el pastizal, el talar y los montes ribereños y humedales, rectificando y ocultando la traza de los arroyos. Esos pueblos originarios, que hoy descubrimos tenían un importante asentamiento en el Sitio La Noria, respetaban el ambiente y nos enseñan que somos parte de la naturaleza. Hay que diseñar un Código que recupere la biodiversidad y respete la traza de los arroyos.
Los barrios surgieron con las diferentes corrientes migratorias y esta ciudad guarda las huellas de nuestros bisabuelos y abuelos que en comunidad construyeron las diversas identidades que los caracterizan. Este código hace tabla rasa sobre esas historias. El equilibrio de m2 sin equilibrio social y de calidad de vida solo justifica la especulación inmobiliaria. Buscan reducir la discusión a la capacidad constructiva de una parcela, cuando los ejes deberían ser las relaciones y dinámicas sociales y económicas de la población, su calidad de vida y ambiental, sus necesidades. 
Nuestra Comuna 9 tiene una característica única que debe ser identificada y puesta en valor. Cada uno de los barrios tiene un casco fundacional histórico, todos predios de gran escala que dieron inicio al crecimiento, en su entorno, de un modo de vivir en relación directa con esos espacios. La estación Liniers con sus Talleres, el Ex Mercado de Hacienda y el Parque Avellaneda. Núcleos identitarios, con elementos de altísimo valor patrimonial y ambiental. De referencia tenemos la Ley 1153 que fue votada por unanimidad en esta legislatura en el año 2003 que instala por primera vez el concepto de Unidad Ambiental y de Gestión y a la primera Mesa de Trabajo y Consenso demostrando que la democracia participativa es posible. 
Cada uno de esos predios son Unidades Ambientales y de Gestión que por sus características históricas y culturales son, a su vez, Áreas de Protección Histórica. Parque Avellaneda y Liniers ya fueron reconocidos solo falta sumar al Ex Mercado de Hacienda que hoy sigue siendo una fuente de contaminación con depósito y compactación de vehículos y sigue ocultando un Patrimonio único, la Sede del Banco Nación de 1900, las casas de consignatarios, los muelles, las pasarelas, las caballerizas, 120 años de historia que hoy se encuentran en peligro de perderse.
Nuestra Comuna 9 a su vez es parte de la Cuenca del arroyo Cildáñez, lo descubrimos después de la terrible inundación que se llevó vidas en el Área Metropolitana el 2 de abril del año 2013 (tenemos a Valencia de referencia actual). Es necesario que se incluyan en el Código Áreas de Protección Ambiental. El arroyo Cildáñez es un Biocorredor, un proyecto interjurisdiccional que desde Cuenca en red venimos haciendo realidad para vincular al Ex Mercado de Hacienda, el Parque Avellaneda, Villa Cildáñez, el Parque Indoamericano y la Reserva Lago Lugano como un corredor de plantas nativas y huertas. La traza de los arroyos no está identificada en el Código, ni es tenida en cuenta en las propuestas, al contrario, en muchos casos en sus márgenes se habilita a un mayor crecimiento en altura. Lo vemos en nuestro caso en Av. De los Corrales, en la calle Remedios, Garzón y Lasalle.
Por último, no hay ninguna propuesta para la integración Sociourbana de los barrios populares, para nosotros es fundamental que se tenga en cuenta a la comunidad que más lo necesita en nuestra comuna que es Villa Cildáñez.
Habría mucho más para decir si hubiera más tiempo y para trabajar si hay una voluntad real de realizar un Código que considere la ciudad actual desde una perspectiva metropolitana, igualitaria, ambiental y profundamente democrática. Muchas gracias”. 

La Audiencia Pública sobre la Modificación al Código Urbanístico,  comenzó el 6 de noviembre , en el Salón San Martín de la Legislatura porteña, en el marco de la Ley Nº 6, modificada por la Ley Nº 6629. Contó con una impresionante cantidad de inscriptos,  1700 ciudadanos que pudieron participar con formato mixto:  presencial y virtual.   El proyecto en tratamiento fue aprobado en primera lectura el 26 de septiembre último, en el marco del expediente 2120–J–2024, del Jefe de Gobierno.

Redacción Línea Oeste