En el último debate todos los candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, expresaron que se debía derogar o modificar el Código Urbanístico, excepto el perteneciente a La Libertad Avanza; partido que no tiene en sus planes mejorar el acceso al hábitat, a la seguridad urbana y muchos menos conservar la identidad de los barrios, respetando las necesidades de vecinos y vecinas.
El denominado Código Urbanístico generó un aumento abrupto del volumen edificable. Fue un hecho que generó un proceso de renovación inmobiliaria. Además, permitió que se empezaran a construirse torres en barrios de casas bajas, destruyendo así las identidades barriales, entre otras consecuencias.
El Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) elaboró un informe donde determina que la superficie libre de edificaciones pasó del 41% al 11%, es por esto que las alturas y el corrimiento de la línea interna de edificación impactan en los pulmones de manzana.
Las consecuencias del Código Urbanístico y de Edificación:
Promueve la cementación de toda la ciudad, eliminando los pulmones de manzana que promueven ventilación, asoleamiento y suelo absorbente.
Incentiva las demoliciones porque permite edificar con más altura en casi todos los lotes de la ciudad.
Incremento desaforado de la población, pasando de 3 a 6 millones de habitantes.
Provoca el aumento del efecto “Isla de Calor”, cuya consecuencia será letal para personas adultas y niños. La ola de calor en la ciudad del 2013 y del 2014 causaron 544 muertes atribuibles al incremento histórico de las temperaturas. Hubo más muertes en la ciudad a raíz de este fenómeno que por inundaciones en toda la Argentina entre 1985 y 2015 ( Fuente CIPPEC).
La demolición sistemática para construcciones ligadas a la especulación inmobiliaria sin habitantes reales, está directamente asociada a la arquitectura identitaria, la que nos define, da pertenencia, y construye nuestro paisaje urbano.
Desaparece el arbolado privado de los pulmones de manzana al aumentar la superficie construible, así como también los espacios verdes.
Las construcciones de estas torres no van acompañadas de un desarrollo de infraestructura acorde a la nueva densidad constructiva. Hay un desfase entre esa densidad y la capacidad de carga de los servicios públicos. Eso genera inconvenientes tales como el colapso del suministro eléctrico.
Un ejemplo fue lo sucedido el verano pasado durante la ola de calor. También se vincula con las inundaciones, la falta de espacios verdes y la ausencia de presión de agua. Todos esos son síntomas de la falta de planificación, producto de privilegiar la construcción sin la adecuación de los servicios públicos.
Debemos tener en cuenta que es una planificación autoritaria porque no tiene en cuenta la participación de los vecinos de modo real. Ha habido algunas instancias de reunión convocada por el Gobierno. Sin embargo, en la práctica ha sido una planificación que ha respondido sólo a los intereses inmobiliarios y financieros de unos pocos en detrimento de la calidad de vida de la mayoría, por todo esto la ciudadanía pide su derogación.
Redacción Línea Oeste
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