Los espacios verdes en la Ciudad de Buenos Aires son escasos y muy necesarios, como lo demostró esta pandemia. Debido a la tala indiscriminada de árboles, ocurrida en el inicio del período del Aislamiento Preventivo Social Obligatorio, se creó el Grupo de Arbolado en el marco de la Mesa de Trabajo y Consenso (MTC) del Parque Avellaneda. Con gran esfuerzo y dedicación, realizaron un proyecto de recuperación de la biodiversidad para el Parque.

En el diseño y planificación colectiva de este proyecto existen diferentes líneas de trabajo en cuanto al arbolado. Entre ellas se encuentran: la recuperación del patrimonio histórico, la reserva de plantas nativas, la deuda ambiental de Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) con el Parque y la sanidad vegetal. A su vez este proyecto queda enmarcado en un biocorredor dentro del Plan de áreas verdes del sudoeste porteño impulsado por la Estrategia Regional Urbana de la MTC, conectándose con el Boulevard de la calle Lasalle, con el objetivo de recuperar la memoria de la traza del arroyo Cildáñez, que se origina en el Parque Alberdi, pasando por el Parque Avellaneda y culminando en el Parque Indoamericano.

Durante las últimas semanas el Grupo de Arbolado de la MTC, junto a la comunidad de la Wak’a, integrantes de la Comuna 9, sumado al apoyo de la Agencia de Protección Ambiental (APrA) y el Vivero Municipal, realizaron las plantaciones planificadas en los terrenos designados para la construcción de un jardín de polinizadores, un ceibal, un humedal y un pajonal en distintas áreas. Este diseño se realiza apostando a la flora nativa para el mejoramiento del ambiente y de la calidad de vida de los vecinos que concurren a este espacio verde.  

Sin embargo, todo este trabajo del Grupo de Arbolado se ve perjudicado por la falta de agua en el Parque Avellaneda, ya que no funciona ninguna de las tres bombas de agua que habitualmente proveen el precioso elemento y los ejemplares que fueron plantados hasta el día de hoy dependen momentáneamente, de un camión cisterna que abastece el riego. Por la falta de mantenimiento de las bombas que fueron rompiéndose una a una, tampoco funcionan los baños públicos.

Los integrantes de la MTC denuncian la grave situación sanitaria, que la falta de agua produce, sobretodo, por la gran afluencia de personas que deciden realizar actividades en los espacios abiertos de plazas y parques de la ciudad en este contexto de pandemia. Hasta el momento, el Gobierno de la Ciudad no ha dado una respuesta al reclamo de los vecinos y trabajadores del parque.

Esta situación también, se ve agravada por la ausencia desde hace un año (Diciembre de 2019) de la figura del administrador del parque, quien debería ocuparse de gestionar y dar soluciones a estas cuestiones. Es urgente que el GCBA realice el nombramiento de un administrador, para poder atender las numerosas necesidades que surgen cotidianamente en el segundo espacio verde de la ciudad, y que abarca 36 hectáreas de la misma.

Redacción Línea Oeste