El día feriado, lunes 7 de diciembre las organizaciones sociales que integran el Comité de Crisis de Villa Cildañez, llevaron adelante un acto político cultural con una merienda solidaria, en el anfiteatro ubicado en la intersección de las calles Derqui y Homero, donde celebraron la victoria del pueblo unido frente a la última dictadura, al cumplirse 40 años de la resistencia de las villas a las erradicaciones violentas impulsadas a fines de los años ’70.

La unidad entre militantes comunistas, peronistas y curas que abrazaban la teología de la liberación, hizo posible lo imposible: que el pueblo villero de la Capital Federal le torciera el brazo a una de las dictaduras más sangrientas que conoció nuestro continente. No era la primera vez que se intentaba desalojar por la fuerza a las familias que vivían en villas, pero sí era nueva la intensidad de la violencia con que se implementaron los desalojos y la cantidad de población afectada, superando las 200.000 personas expulsadas de la ciudad. Tampoco era la primera vez que grupos de familias villeras se juntaban para resistir programas de desalojo estatales y gestionar mejoras: ya lo habían hecho decenas de grupos de trabajo locales desde los años ’50.

El 2 de diciembre de 1980, un fallo judicial validó la medida cautelar de "No innovar", a favor de las familias de la Villa Nº6 Cildañez, presentada por la  "Comisión de Demandantes de Villas Porteñas y Núcleos Habitacionales Transitorios". De esa manera, las topadoras del entonces intendente de facto, Osvaldo Cacciatore, que ya habían arrasado con casi toda la villa, tuvieron que detener su acción criminal.

Al frente de esa resistencia,  las mujeres del barrio jugaron un rol fundamental, tal como se recordó en el mencionado acto de homenaje. Y también, se conmemoró con un gran cariño la dirección política de Salvador Herrera, un obrero de construcciones portuarias, militante comunista de aquellos años e incansable luchador por la unidad del campo popular.

En el transcurso de la jornada conmemorativa, ofrecieron su testimonio, algunos vecinos históricos de la zona:

- Horacio Pacheco, de 57 años de edad, vecino de Cildañez. En su relato, describió cómo los militares en los inicios de aquel gobierno represivo, quitaron el servicio eléctrico que funcionaba en el barrio y luego el servicio de limpieza de los pozos ciegos de las viviendas. Más tarde, comenzó el Plan de erradicación. Algunos vecinos fueron trasladados en camiones de basura, hacia distintos asentamientos del conurbano bonaerense, donde se encontraron en condiciones aún más precarias de las que ya provenían. Cuenta Horacio, que el barrio de Cildañez fue fundado a fines de la década del ’40, por inmigrantes europeos. En sus orígenes éste era un barrio fabril. Su padre vive allí desde el año 1958 y fue secuestrado junto a otros vecinos por los militares en el año 1977, mientras se llevaba a cabo el saqueo de bienes muebles e inmuebles en las viviendas de la villa, siendo hoy un sobreviviente de aquella época del terrorismo estatal.

- Dionisia Clivio, vive en el barrio desde hace 60 años, formó parte de la resistencia que desarrollaron las mujeres organizadas contra la violencia policial, en los años en que la dictadura pretendía desalojar a los habitantes de la villa por la fuerza. En ese entonces, los vecinos provenientes de diferentes organizaciones sociales se unieron para conseguir la fuerza necesaria para salir adelante, así como en la actualidad, ya que el Gobierno de la Ciudad, aún en este contexto de pandemia mundial, desoye los reclamos de las poblaciones de los barrios más vulnerados.  

- La doctora Rosa Herrera, hija de Salvador Herrera, vivió su infancia durante dicha erradicación en Villa Cildañez. Actualmente se desempeña como abogada siendo integrante del equipo de vivienda digna de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, organismo que en esos años de lucha, dio patrocinio legal  y salió en defensa de todos los detenidos desaparecidos por igual, sin importar cuál fuera su ideología o filiación partidaria. Siguiendo el ejemplo de profesionales y referentes territoriales que, en dictadura, defendieron a los habitantes de las villas durante los operativos de desalojo, su trabajo se basa en la construcción colectiva de la memoria. Rosa subraya el concepto neoliberal de “urbanización”, que pregona el Gobierno de la Ciudad, y que significa nada menos que la expulsión de las familias más pobres de la ciudad. Los habitantes de las villas exigen respeto por el derecho a la diversidad y a la participación ciudadana en la toma de decisiones, reclamando la urbanización con criterio de radicación definitiva, a través de la militancia por la memoria para que sirva como herramienta de lucha en el presente.

En el evento participó, también, compartiendo su música en vivo, la Orquesta Flor de Retama, que se desarrolla en el Centro Cultural Salvador Herrera, ubicado en la calle Escalada 2435, orgullo del barrio de Cildañez. Entonaron hermosas melodías folklóricas y andinas: waynos, gatos, caporales, entre otros.

Además, con el compromiso que los caracteriza, acompañaron la jornada los comuneros del Frente de Todos Comuna 9, Lorena Crespo, Favio Pirone y Juan José Chaves, quienes tuvieron la palabra para expresar su apoyo al trabajo incansable de las distintas organizaciones sociales unidas en el Comité de Crisis de Cildañez

Para conocer más detalles sobre esta parte de nuestra historia, que muchas personas desconocen, recomendamos la película documental “Historias que no se dicen”, realizada por alumnos de la Escuela Comercial Nº 6 “América” DE 13, que cuenta cómo los militares “barrieron” con sus topadoras las villas miseria, casillas, personas e ideologías. Y sin embargo, la dictadura debió enfrentarse con la resistencia de un pueblo, donde las mujeres se convirtieron en las heroínas de esta lucha de ayer y de hoy.  

Se puede acceder a ver este documental a través del siguiente link:  https://www.youtube.com/watch?v=qvc8HFfeFD0&feature=emb_logo

Ana Laura Ruoti