Linea Oeste

Carlos Mugica, el Cristo de los Villeros

11/05/2020
Carlos Mugica, el Cristo de los Villeros

Nacido en 1930 en Buenos Aires  en una familia de clase alta y numerosa, egresó del Colegio Nacional Buenos  Aires,  a poco de iniciar la carrera de Derecho en la UBA, viajó a Europa con varios amigos y sacerdotes y fue allí donde comenzó a madurar su vocación religiosa que definiría a los 21 años. Desde entonces se sintió atraído por el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, por el accionar del Che Guevara, por Camilo Torres, por Mao TseTung en China y por el Peronismo de Izquierda (Montoneros).
Pero a comienzos de la década del ´70, por mantener profundas diferencias con las acciones violentas de la guerrilla armada, se distanció de ellos y expresó públicamente: "Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados". Sin embargo esta relación le sirvió para tomar el camino de la lucha y el compromiso social con los sectores más vulnerables de la población. Habiendo conocido personalmente por esos tiempos a Juan Domingo Perón durante su exilio en España, a su regreso decidió colaborar y luego militar en el "Equipo Intervillas", ejerciendo su vocación religiosa en la Parroquia Cristo Obrero en la villa 31 de Retiro. A la par, desde la Cátedra de Teología en la Universidad de El Salvador en las facultades de Ciencias Económicas y Derecho, pudo expresar sus claras ideas a favor de los más desposeídos. Sus homilías - como las de todos los sacerdotes tercermundistas-, eran grabadas por los servicios de inteligencia de los militares, pese a lo cual no renunció a su comprometido sacerdocio. 
Su último cargo fue como asesor del Ministerio de Bienestar Social del gobierno de Héctor Cámpora en 1973, al que renunció por discrepancias con el ministro José López Rega. A partir de ese momento, comenzó a circular entre sus colaboradores que la Triple A que respondía al ministro, lo mandaría a matar, incrementándose las amenazas de muerte. Finalmente, el 11 de mayo de 1974, luego de cumplir con una de sus habituales misas en la iglesia de San Francisco Solano en el barrio de Villa Luro, una persona reconocida luego como integrante de la Triple A, le disparó a quemarropa, muriendo posteriormente en el Hospital Salaberry.
Sus restos descansan hoy en la parroquia de la villa 31 de Retiro - la misma hoy azotada por el olvido y las injusticias políticas - donde el "cura obrero" habita en el corazón y en el territorio que eligió para vivir y predicar. 
En 1972 escribió la célebre oración “ Meditación en la Villa” cuyo texto transcribimos :

Señor, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos que parecen tener ocho años, tengan trece;
Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro; yo me puedo ir, ellos no;
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas, de las que me puedo ir y ellos no;
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme de que ellos no pueden hacerlo;
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no: porque nadie hace huelga de hambre con su hambre;
Señor, perdóname por decirles que “no sólo de pan vive el hombre”, y no luchar con todo para que rescaten su pan;
Señor, quiero quererlos por ellos mismos y no por mí.
Ayúdame Señor, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame
.”

Prof. Ana María Salvador


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