Con el lema "Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos" y aunque participó gente que se fue sumando desde las primeras horas de la madrugada desde distintos puntos de la provincia de Buenos Aires, la imagen cabecera partió a las 12 del mediodía del sábado 6 de octubre desde el santuario de San Cayetano de Liniers, hubo paradas para que los vecinos de los barrios por los que pasó la Virgen se acercaran a venerarla.
La misa central se realizó a las 7 del domingo 7 en la plaza Manuel Belgrano, frente a la basílica de la ciudad de Luján y estuvo celebrada por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poliquien llamó a pedirle a la Virgen, algo muy difícil para los humanos, que en la actual situación del país los argentinos puedan reconocer a cada persona como a un hermano y hermana, al respecto dijo :- “Ella conoce las angustias y necesidades de nuestro pueblo, sabe de pruebas y nos amina a tender los brazos fraternos de la solidaridad.
La Virgen reconoce cada promesa. En esta larga y sacrificada jornada pidamos juntos a la madre que nos dé nuevos ojos para reconocer a cada persona como a mi hermano y hermana. Esta es la Argentina que queremos, y no claudicamos. Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos.
Nadie vino a hacer una maratón, lo sabemos. Todas las peregrinaciones que llegan hasta el santuario son un acto de amor a la Virgen. A los peregrinos los mueve la fe y la esperanza en Dios.
La Virgen de Luján siempre escucha las plegarias de los fieles y vuelve hacia ellos sus ojos misericordiosos.
Ella es la que proclama que Dios es poderoso y santo, y su misericordia llega a nosotros de generación en generación. Ella conoce las angustias y necesidades de nuestro pueblo, sabe de pruebas y nos anima a tender los brazos fraternos de la solidaridad".
Un 25 de Octubre de 1975 se realizó la 1° Peregrinación Juvenil a Luján, organizada por un grupo de capellanes dispuestos a acercar la Iglesia a la juventud del país, en esa primera oportunidad participaron cerca de 40.000 fieles, a partir de ese momento nunca dejó de realizarse y ya se ha convertido en una tradición para los católicos argentinos.
Redacción Línea Oeste
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