El pasado 24 de agosto, en inmediaciones de la calle Barragán, ocurrió un grave y fatídico accidente en la Autopista Perito Moreno. Fruto del mismo, una joven falleció y su auto quedó totalmente destruido del lado del carril rápido. Pesadas partes del motor perforaron la canaleta central y cayeron desde la altura de la Autopista hacia la vereda par de la calle Barragán, casi dónde esta se cruza con la calle Bynnon y a pocos metros del acceso al colegio estatal N° 20 del Distrito Escolar 18, que tiene su acceso por la calle Barragán 366.

Esta situación ha generado onda preocupación entre los miembros de la comunidad educativa; docentes, padres alumnos y vecinos del lugar manifestaron su intranquilidad por lo acontecido. Muchos de ellos se cuestionan acerca de si están dadas las garantías para preservar la seguridad de los transeúntes, principalmente de los niños de corta edad que asisten al referido establecimiento. A primera instancia, el estado de abandono que presenta la estructura de la Autopista, indica que las mismas no existen.

Hace ya unos cuantos años, ocurrió un grave accidente en otro tramo de la Autopista. En inmediaciones de la Perito Moreno y Rivadavia, un auto perdió una de sus ruedas.  La desgracia quiso que la misma cayera en el patio de juegos del jardín que está en Yerbal y Calderón de la Barca, por suerte ese día no había clases.  Con motivo de este accidente, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad abrió e impulsó una serie de actuaciones con el objetivo de resguardar y mejorar las condiciones de seguridad de la Autopista en los sectores próximos a los establecimientos de educativos de la Ciudad de Buenos Aires. Básicamente, solicitó se coloquen protecciones para evitar y prevenir que los objetos de la Autopista puedan caer al vacío.

Esta situación está ausente en el tramo de la Autopista que cruza el barrio de Liniers. Pasos obligados por dónde los chicos concurren a las escuelas, las calles Barragán y Gallardo carecen de toda protección adecuada en sus laterales y zona central. No existen guardrails triples con mallas de protección tal cual se observan en otros tramos de las Autopistas. El fatídico accidente del pasado 24 de agosto puso en evidencia tal carencia. Más allá de la desgracia, la suerte quiso que el accidente ocurriera en un horario y día dónde no había clases. Sin embargo deberíamos preguntarnos que hubiera pasado si el accidente ocurría durante el horario escolar, justo por dónde – a diario - transitan numerosos alumnos que concurren a los establecimientos escolares de la zona.

Redacción Línea Oeste