En un operativo conjunto la policía Federal y la Metropolitana, el 25 de febrero pasado,  allanó depósitos de mercaderías y elementos que usan los manteros en las calles Ibarrola y José León Suárez del barrio de Liniers. Ordenado por la Fiscalia porteña con el fiscal  Martín Lapadú, de la Cámara de la Unidad Fiscal Oeste, a cargo del caso, el funcionario manifestó a los medios que “hubo 50 personas demoradas que fueron   identificadas por parte de la  Dirección Nacional de Migraciones y luego liberadas, ya que ninguna tenía antecedentes o pedido de captura”.

Los operativos comenzaron a las 4 de la mañana  y duraron hasta el medio día, se allanaron 18 comercios y viviendas que funcionaban como depósitos de mercadería en la zona y en  el barrio de  Ciudadela.

Los elementos  fueron cargados en un camión y se produjeron disturbios cuando los manteros trataron de impedir que el vehículo se lleve los productos.

La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que acompañó con sus asesores legales, a los manteros denunció que “se reprimió con balas de goma a los vendedores callejeros  en su mayoría peruanos, bolivianos,  africanos y mayoritariamente  mujeres y niños, que resistieron el secuestro de su mercadería y que como saldo resultaron heridas seis personas entre ellos un adolescente que recibió una bala en un dedo”, a su vez esto fue negado por el Ministerio de Seguridad porteño.

Durante los allanamientos se secuestraron más de 600 bultos que contenían indumentaria, bijouterie, juguetes, alimentos en mal estado, bebidas,  celulares,  ropa blanca, mesas y más de 100 carros utilizados por los manteros para trasladar sus productos. 

Luis Cevasco, a cargo de la Fiscalía General de la Ciudad, expresó a los medios  que el Ministerio Público "persigue a las organizaciones delictivas que se apropian del espacio público, lucran con la pobreza, evaden impuestos, lavan dinero, se aprovechan del trabajo esclavo y perjudican al comercio legal establecido”.

Un vendedor boliviano expresó a los medios: “dicen que somos una organización clandestina y que un camión viene y nos trae la mercadería a todos. Es mentira, yo compro mi mercadería en un supermercado y la vendo los fines de semana para mantener a mi familia. Nosotros queremos estar regularizados pero no nos dejan. No vendemos droga y no somos delincuentes, la mayoría somos trabajadores honestos, pero hay algunos que hacen cosas que no nos gustan, pero no tenemos porque permitir que generalicen”.

Pasado el operativo los vendedores volvieron a instalarse, ya que el gran desafío sigue siendo encontrar una solución de fondo, se trata de dos derechos contrapuestos, el derecho al trabajo amparado por la Constitución Nacional y ocupar el espacio público que es una contravención, una problemática que requiere que nuestros gobernantes muestren las  destrezas que poseen para ocupar sus cargos y creen mecanismos para regularizar la actividad, ya que se trata de  trabajadores que en su gran mayoría, están buscando la manera de sobrevivir.